Raúl “Beto” Basimiani no era sólo un vendedor de droga de Santa Fe que había extendido el negocio a diferentes ciudades de la provincia y a la vecina capital entrerriana. El empresario de la movida tropical santafesina recibió la condena más alta de la justicia federal local en causas por narcotráfico debido al agravamiento del delito: el uso de niñas como “soldaditas” para concretar su faena narco.